FRAGMENTO DE:
Pero entonces ella me habló
bajito:
—Ya era hora. Llevo mucho
tiempo bajando aquí
todas las noches con frío y calor, todas las noches. Mi hijo, que se cartea con tus hijas, me lo prometió y no tengo a nadie más en quien
confiar. Y ahora
veo que llevaba razón, al menos has dado la cara.
—¿No te dijo que vendría a decirte solamente dos palabras?
—¿Dos?
—Te amo.
—Prométeme que jamás dejarás
de amarme.
No
recuerdo si llegué a decir
algo, solo sé que la respondí con un beso.